*Explotación de los recursos naturalespara extraer las materias primas
*Procesamiento de estos materiales y manufactura para generar el producto final
*Distribución de este producto
*Consumo por parte del comprador
*Eliminación de los desechos una vez el producto en cuestión se gasta, se estropea o pasa de moda.

Imagen vía Foter, Prilfish
Esto es lo que se conoce como economía de los materiales, una cadena lineal que nos lleva a comprar, tirar y comprar ilimitadamente, conduciéndonos a un camino sin salida, porque tanto si nos gusta como si no, nuestro planeta tiene recursos limitados y esta cadena de consumismo se basa en un crecimientoinfinito. Por tanto, tal y como dice el economista francés Serge Latouche “quién crea que este modelo es sostenible, o está loco o es economista”. Si a esto le sumamos que la cadena de producción es poco respetuosa con el medioambiente, siendo capaz de generar miles de tóxicos que en última instancia repercuten sobre nosotros mismos, queda patente que el modelo económico actual debe ser revisado y modificado.
La buena noticia es que en los últimos años se han generado muchas iniciativas basadas en lo que se conoce como consumo colaborativo, un movimiento cultural y económico basado en el trueque, en el intercambio, en el uso compartido o el alquiler de objetos, servicios, espacios, etc. Este modelo cada vez gana más adeptos gracias a la expansión de las redes sociales y a la actual crisis económica, porque no sólo los recursos del planeta son finitos, sino que también empiezan a serlo nuestros bolsillos. Para los que penséis que este movimiento es más bien una ideología que algo real, podéis visitar el directorio creado por la web consumo colaborativo donde encontraréis diferentes iniciativas que ya funcionan (y más cerca de lo que os pensáis), como por ejemplo plataformas para alquilar coches entre particulares (Social Car) compartir un trayecto (Car pooling), taxi (Join up taxi), lugares de trabajo (Coworking), plazas de parking (Parclick), tu propia casa (Couchsurfing), experiencias mientras viajas (Trip4real), la ropa de tu bebé usada (Grownies), tu propia ropa (Ya no me lopongo), la red wifi (FON), libros (Bookcrossing), objetos cotidianos (lo Alkilo), cultivar tierras de otras personas (Huertos Compartidos) e incluso conocimientos, tareas o tiempo (cercamia.com, etece.es, Ocúpate, cronoshare). Os animo a que las utilicéis, porque quién sabe, lo mismo el futuro pasa por consumir menos, de forma más sostenible y menos individualista.
Cuando compramos, decidimos la sociedad que queremos– Christian Jacquiau –
saida
13 febrero
Realmente, es una pena darse cuenta de que lo único que suele mover el interés de las personas es el dinero, querer hacernos consumir sin cesar. Ahí hay que tener dos dedos de frente, y “votar” con nuestras compras, lo que realmente queremos como consumidores.
Y me ha encantado la frase de Christian Jacquiau.
Ana
13 febrero
Tienes toda la razón Saida! Gracias por tus comentario!
Bsos
La Tabla
13 febrero
Fantástico. A ver si poquito a poco vamos cambiando rutinas… Muchísimas gracias por compartir información tan útil. ¡saludos! 🙂
Ana
13 febrero
Eso, eso, y gracias por tu comentario!
Bsos
Lucas
7 marzo
También hay páginas donde puedes compartir actividades de ocio en vez de ir al gimnasio simplemente te buscas gente con quienes vas a salir a hacer running. Una de estas se llama http://www.uolala.com, tiene un aspecto interesante.
Ana
7 marzo
Hola Lucas, gracias por tu comentario! Tomo nota de la página que comentas!
Un abrazo!